sábado, 1 de agosto de 2009

Un discurso sin ciencia ni tecnología

Autor: Modesto Montoya

Publicado en el diario El Comercio, 31 de julio 2009

Este 28 de julio, el prestigioso ingeniero peruano Jorge Seminario, quien investiga en Estados Unidos, me respondió lo siguiente ante una comunicación que le envié solicitada por un magíster en Ciencias recién graduado que desea trabajar con él: “Cuando se recibe una recomendación así, una pregunta que brota es: ¿Por qué esta persona no está trabajando en un instituto de investigación científica y tecnológica del Perú?”.
La respuesta está en el discurso presidencial por Fiestas Patrias, en el que no hubo mención alguna a las políticas en ciencia y tecnología.
En una reciente entrevista, la doctora Fabiola León-Velarde, haciendo referencia al poco financiamiento que el Perú dedica a la ciencia y tecnología, dijo: “Como mencionó el presidente Barack Obama, en su último discurso a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos de Norteamérica, parece ser que existen dos grupos de países, los que crean y los que usan lo que los primeros crean. Parece que nuestro país se empeña en ser de los segundos, a pesar de ser una nación tan creativa”.
Uno de los parámetros de riqueza de un país es el producto bruto interno (PBI), que también se relaciona con el número de patentes otorgadas a sus residentes (NPOR). De los siete países que sobresalen nítidamente en NPOR (Japón, Estados Unidos, República de Corea, China, Federación Rusa, Alemania y Francia), cinco son los que tienen los más altos PBI: Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Francia.
Entre esos países, Estados Unidos está perdiendo liderazgo en inventiva. A principios de la década de los años 50, su NPOR era aproximadamente 20.000; y a fines de los años 60, empujado por el estímulo que significó el ambicioso proyecto de poner un hombre en la Luna, se triplicó. Sin embargo, a fines de la década del 70, el NPOR decayó a 40.000, coincidiendo con el abandono de los grandes proyectos científicos.
En los 80, Estados Unidos reaccionó con programas de incentivo a la creatividad, bajo la bandera de la llamada “guerra de las galaxias”, y logró que el número de patentes creciera. Luego, a partir del año 2000 y debido a que China e India empezaron a repatriar a sus científicos e ingenieros, el NPOR estadounidense se estancó. Lo que siguió fue la crisis financiera.
La inventiva industrial está en los cerebros de científicos e ingenieros. El presidente Barack Obama lo ha comprendido y por ello ha reconocido que su país tiene un déficit de 300.000 ingenieros y científicos, lo que le impide recuperar su liderazgo tecnológico. De allí su anuncio de atraer talentos del mundo. La competencia está declarada.
La Red Internacional de Ciencia y Tecnología del Perú (InterCyT) está empeñada en jugar su papel en esa competencia. Convencida de que el discurso oficial será lejano a los retos de estos tiempos, una de las acciones tomadas ha sido establecer el premio Embajador Científico Tecnológico del Perú, otorgado cada año a un investigador que destaque en el extranjero.
Este año el premiado ha sido Fernando Ponce, un físico, egresado de la UNI, quien trabaja en la Universidad Estatal de Arizona produciendo materiales semiconductores para aplicaciones de iluminación y de sensores.
Desde los años 60, Ponce trabajó en el Silicon Valley, en la Universidad de Stanford, y en los laboratorios de Hewlett-Packard y Xerox. Tiene contribuciones en materiales fotovoltaicos, optoelectrónica y microscopios electrónicos. Ponce es coautor de 200 publicaciones y 8 patentes. Ahora busca cómo producir materiales que iluminen con mínimo consume energético.
Uno de los propósitos de este premio es lograr que los gobiernos comprendan el valor del conocimiento científico y tecnológico y establezcan una estrategia de repatriación de los talentos peruanos, o un programa de utilización de su potencial en proyectos nacionales de desarrollo científico tecnológico. Cuando en 28 de julio escuchemos en el Congreso de la República algo al respecto sabremos que el Perú tiene un nuevo y auspicioso tipo de liderazgo.

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