En América Latina y el Caribe hay 234,000 investigadores en Ciencia y Tecnología a Jornada Completa (1), lo que solo representa solo el 3.8% del total mundial de 6’175,000 investigadores. Los países asiáticos lideran el ranking mundial con el 44.7% del total, seguidos de América del Norte (26.4%) y Europa (22.8%).
Esto quiere decir que la Región no anda bien en su avance a las tecnologías de la información y del conocimiento (TIC) que determinarán el siglo XXI. Más aún cuando se analizan las exportaciones de la Región, dice la OMC que seguimos dependiendo de las materias primas (y de sus precios). Si estas se excluyen, se nota más claramente aún el rezago en las exportaciones de productos industriales con mayor valor agregado.
La cuestión es que la Región no se puede analizar como un conjunto, pues existen claras diferencias entre los países. En un anterior artículo (Por las patas de los caballos, http://www.cristaldemira.com/, 30/09/09) vimos que Brasil, Chile, Argentina y México lideran la inversión en ciencia y tecnología, medida en porcentaje del PBI, mientras que Perú ocupa uno de los últimos lugares en la Región.
Con la cantidad de investigadores a tiempo completo sucede algo parecido. De los 234,000 ya mencionados, Brasil solito tiene el 50.4%, seguido de México, Argentina y Chile con 21.1, 14.9 y 6.8%, respectivamente. El resto de la Región tiene el 7% restante.
Estas estadísticas provienen de la RICYT, que no consigna cifras del número de investigadores para el Perú.
Otra manera de ver el rezago tecnológico es analizando cifra de patentes inscritas en toda la Región que, según el RICYT, ascendieron a 63,000 en el 2007. De estas, 49,651 correspondieron a extranjeros (no residentes) y 13,365 a residentes. Increíble, ¿no? Así, la tasa de dependencia fue de 3.7 (49,651 / 13,365). Para Brasil la tasa de dependencia fue de solo 1.6, de lejos la mejor de América Latina.
En Chile, en el 2007, se inscribieron 3,913 patentes, de las cuales 3,427 fueron de No Residentes y 486 de Residentes, lo que da una tasa de dependencia de 7.1 (Brasil está mucho mejor). Pero la cosa se pone patética en Perú, pues en el 2007 se inscribieron solo 1,359 patentes (la tercera parte que en Chile), de las cuales 1,331 fueron de No Residentes y solo 28 (sí, veintiocho) de Residentes, con lo cual nuestra tasa de dependencia fue de 47.
La cantidad de patentes inscrita es un claro indicador de cómo avanzamos (o no) hacia las TIC que van a marcar el siglo XXI. Y el estancamiento (miren cómo las patentes de Residentes casi no se mueven desde 1990 mientras que las de Residentes se disparan) indica claramente que aquí seguimos un modelo primario exportador, al cual poco o nada le interesan las innovaciones tecnológicas.
El más claro indicador de esta situación es que en el Perú solo se gastan US$ 100 millones al año en ciencia y tecnología (lo que es poquísimo) de los cuales solo US$ 6 millones corresponden a la empresa privada (ver Francisco Sagasti, “Fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en el Perú”, PCM, mayo 2009). Mientras esta realidad no cambie mucho se hablará de un supuesto “jaguar” de América Latina pero que, en realidad, no es mucho más que un gatito.
(1) Ver “El Estado de la ciencia” en http://www.ricyt.org/
Esto quiere decir que la Región no anda bien en su avance a las tecnologías de la información y del conocimiento (TIC) que determinarán el siglo XXI. Más aún cuando se analizan las exportaciones de la Región, dice la OMC que seguimos dependiendo de las materias primas (y de sus precios). Si estas se excluyen, se nota más claramente aún el rezago en las exportaciones de productos industriales con mayor valor agregado.
La cuestión es que la Región no se puede analizar como un conjunto, pues existen claras diferencias entre los países. En un anterior artículo (Por las patas de los caballos, http://www.cristaldemira.com/, 30/09/09) vimos que Brasil, Chile, Argentina y México lideran la inversión en ciencia y tecnología, medida en porcentaje del PBI, mientras que Perú ocupa uno de los últimos lugares en la Región.
Con la cantidad de investigadores a tiempo completo sucede algo parecido. De los 234,000 ya mencionados, Brasil solito tiene el 50.4%, seguido de México, Argentina y Chile con 21.1, 14.9 y 6.8%, respectivamente. El resto de la Región tiene el 7% restante.
Estas estadísticas provienen de la RICYT, que no consigna cifras del número de investigadores para el Perú.
Otra manera de ver el rezago tecnológico es analizando cifra de patentes inscritas en toda la Región que, según el RICYT, ascendieron a 63,000 en el 2007. De estas, 49,651 correspondieron a extranjeros (no residentes) y 13,365 a residentes. Increíble, ¿no? Así, la tasa de dependencia fue de 3.7 (49,651 / 13,365). Para Brasil la tasa de dependencia fue de solo 1.6, de lejos la mejor de América Latina.
En Chile, en el 2007, se inscribieron 3,913 patentes, de las cuales 3,427 fueron de No Residentes y 486 de Residentes, lo que da una tasa de dependencia de 7.1 (Brasil está mucho mejor). Pero la cosa se pone patética en Perú, pues en el 2007 se inscribieron solo 1,359 patentes (la tercera parte que en Chile), de las cuales 1,331 fueron de No Residentes y solo 28 (sí, veintiocho) de Residentes, con lo cual nuestra tasa de dependencia fue de 47.
La cantidad de patentes inscrita es un claro indicador de cómo avanzamos (o no) hacia las TIC que van a marcar el siglo XXI. Y el estancamiento (miren cómo las patentes de Residentes casi no se mueven desde 1990 mientras que las de Residentes se disparan) indica claramente que aquí seguimos un modelo primario exportador, al cual poco o nada le interesan las innovaciones tecnológicas.
El más claro indicador de esta situación es que en el Perú solo se gastan US$ 100 millones al año en ciencia y tecnología (lo que es poquísimo) de los cuales solo US$ 6 millones corresponden a la empresa privada (ver Francisco Sagasti, “Fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en el Perú”, PCM, mayo 2009). Mientras esta realidad no cambie mucho se hablará de un supuesto “jaguar” de América Latina pero que, en realidad, no es mucho más que un gatito.
(1) Ver “El Estado de la ciencia” en http://www.ricyt.org/
Fuente: La República
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