sábado, 31 de octubre de 2009

Patentes: nos ganan 47 a 1

Por Humberto Campodónico

En América Latina y el Caribe hay 234,000 investigadores en Ciencia y Tecnología a Jornada Completa (1), lo que solo representa solo el 3.8% del total mundial de 6’175,000 investigadores. Los países asiáticos lideran el ranking mundial con el 44.7% del total, seguidos de América del Norte (26.4%) y Europa (22.8%).
Esto quiere decir que la Región no anda bien en su avance a las tecnologías de la información y del conocimiento (TIC) que determinarán el siglo XXI. Más aún cuando se analizan las exportaciones de la Región, dice la OMC que seguimos dependiendo de las materias primas (y de sus precios). Si estas se excluyen, se nota más claramente aún el rezago en las exportaciones de productos industriales con mayor valor agregado.
La cuestión es que la Región no se puede analizar como un conjunto, pues existen claras diferencias entre los países. En un anterior artículo (Por las patas de los caballos, http://www.cristaldemira.com/, 30/09/09) vimos que Brasil, Chile, Argentina y México lideran la inversión en ciencia y tecnología, medida en porcentaje del PBI, mientras que Perú ocupa uno de los últimos lugares en la Región.
Con la cantidad de investigadores a tiempo completo sucede algo parecido. De los 234,000 ya mencionados, Brasil solito tiene el 50.4%, seguido de México, Argentina y Chile con 21.1, 14.9 y 6.8%, respectivamente. El resto de la Región tiene el 7% restante.
Estas estadísticas provienen de la RICYT, que no consigna cifras del número de investigadores para el Perú.
Otra manera de ver el rezago tecnológico es analizando cifra de patentes inscritas en toda la Región que, según el RICYT, ascendieron a 63,000 en el 2007. De estas, 49,651 correspondieron a extranjeros (no residentes) y 13,365 a residentes. Increíble, ¿no? Así, la tasa de dependencia fue de 3.7 (49,651 / 13,365). Para Brasil la tasa de dependencia fue de solo 1.6, de lejos la mejor de América Latina.
En Chile, en el 2007, se inscribieron 3,913 patentes, de las cuales 3,427 fueron de No Residentes y 486 de Residentes, lo que da una tasa de dependencia de 7.1 (Brasil está mucho mejor). Pero la cosa se pone patética en Perú, pues en el 2007 se inscribieron solo 1,359 patentes (la tercera parte que en Chile), de las cuales 1,331 fueron de No Residentes y solo 28 (sí, veintiocho) de Residentes, con lo cual nuestra tasa de dependencia fue de 47.
La cantidad de patentes inscrita es un claro indicador de cómo avanzamos (o no) hacia las TIC que van a marcar el siglo XXI. Y el estancamiento (miren cómo las patentes de Residentes casi no se mueven desde 1990 mientras que las de Residentes se disparan) indica claramente que aquí seguimos un modelo primario exportador, al cual poco o nada le interesan las innovaciones tecnológicas.
El más claro indicador de esta situación es que en el Perú solo se gastan US$ 100 millones al año en ciencia y tecnología (lo que es poquísimo) de los cuales solo US$ 6 millones corresponden a la empresa privada (ver Francisco Sagasti, “Fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en el Perú”, PCM, mayo 2009). Mientras esta realidad no cambie mucho se hablará de un supuesto “jaguar” de América Latina pero que, en realidad, no es mucho más que un gatito.
(1) Ver “El Estado de la ciencia” en http://www.ricyt.org/

Fuente: La República

miércoles, 21 de octubre de 2009

FIGMM de la UNI es distinguida con el Premio Nacional de Minería

Por segunda vez, la Facultad de Ingeniería Geológica Minera y Metalúrgica – FIGMM de la Universidad Nacional de Ingeniería obtuvo el Premio Nacional de Minería de la 29 Convención Minera con el trabajo de investigación titulado “Aplicación de la geoquímica ambiental al estudio de eliminación del selenio en efluentes de mina”.
Alumnos y egresados de la FIGMM celebrando el 1er puesto en trabajos técnicos sobre Medio Ambiente del M. Sc. Ing. Oscar Silva en el marco del Encuentro de Operadores Mineros en 29 PERUMINLa investigación fue elaborada por M. Sc. Ing. Oscar Silva Campos, Ingeniero Metalurgista y actual Decano de la Facultad, en una labor conjunta con el M. Sc. Atilio Mendoza, Director del Instituto de Minería y Medio Ambiente de la FIGMM.
El trabajo también se hizo acreedor al primer lugar en la categoría de trabajos técnicos en Medio Ambiente.
El Decano de la Facultad de Ingeniería Geológica Minera y Metalúrgica, M. Sc. Ing. Silva Campos señaló que la UNI, con esta investigación, aporta a las empresas mineras soluciones a problemas ambientales no convencionales, como es el caso de los drenajes neutros a básicos con presencia de contaminantes en forma de oxianiones, habiéndose detectado en el Perú oxianiones de arsénico, selenio y molibdeno.
En la clausura del evento, realizado en Arequipa, el presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, Ingeniero Aníbal Campos, detalló que en el marco de Perúmin 2009, se presentaron 198 trabajos de investigación, de los cuales 80 fueron seleccionados.

lunes, 12 de octubre de 2009

Educación: Recortes y Futuro

Por Jorge Alberto Calles Santillana *

Uno de los más serios problemas que aquejan a México es la educación en todos sus niveles. La cantidad y magnitud de sus deficiencias es tal que ya no resulta utópico sino descabellado pensar que algún día podrá haber soluciones para ellas. Pero el panorama crítico por el que atraviesa ahora el país y que habrá de complicarse el año próximo, debido al freno en que se convertirá el presupuesto, enturbia más aún la realidad educativa. Reconocida por todos los expertos como factor importante del desarrollo económico, político, social y cultural, la educación en México, por la pobre realidad que hoy la caracteriza y por la todavía más desafortunada que ahora se construye para su futuro, no es ni será, en muchísimo tiempo, motor de progreso.
El sábado pasado, el doctor José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, advirtió a diputados federales priístas que el recorte presupuestal que la administración del presidente Calderón propuso para la educación superior es un error histórico porque afectará aún más a la educación, la ciencia y la tecnología, las que, dijo, "se encuentran en picada". El rector Narro se reunió en San Lázaro con Francisco Rojas, coordinador de la bancada priísta, con José Trinidad Padilla López y Luis Videgaray, presidentes de las comisiones de Educación Pública y de Presupuesto, respectivamente, además de otros legisladores de la primera fuerza opositor. El encuentro forma parte de los esfuerzos que varios rectores de universidades públicas del país llevan a cabo para sensibilizar a los miembros del poder legislativo sobre las funestas consecuencias que tendrá el recorte presupuestal del 6.2% planeado por el gobierno federal para la educación superior.
El doctor Narro dijo a los legisladores una verdad cuyo valor es evidente para expertos y legos excepto, por supuesto, para los tecnócratas y burócratas de Hacienda para quienes no hay más verdades que las de la velocidad de sus lápices y el encierro de sus cada vez más pequeños cubículos: en un escenario de crisis como el que vive México, la educación superior, la ciencia y la tecnología deben ser elementos clave para elevar la productividad y el crecimiento económico. ¿Por qué es tan difícil entender esto? El recorte presupuestal vendrá a profundizar los grandes rezagos que ya acusa la educación universitaria mexicana. El mismo doctor Narro citó, entre los múltiples ejemplos que dio para ofrecer una imagen nítida de la pobreza educativa del país, que México es el país que menos invierte en ciencia y tecnología de entre los 31 países que son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Mientras que países como Suecia y Finlandia invierten 3.67% y 3.47% del PIB, México participa en el rubro con un ridículo 0.46%, es decir, nada.
Una de las consecuencias de este raquítico interés público por la ciencia y la tecnología es el número de científicos que existe en nuestro país. He aquí algunas cifras, apabullantes, descorazonadoras: en México hay 268 científicos por cada millón de habitantes. Brasil y Chile, países latinoamericanos, tienen el doble. No obstante, esas cifras también son pobres frente a las que registran países del primer mundo: en Japón, por cada millón de habitantes hay nada menos que ¡5 mil 287 investigadores! Estados Unidos tiene cifras más o menos similares: 4 mil 605. Países con bajos niveles de desarrollo científico y tecnológico incrementan sus grados de dependencia del exterior y su capacidad de desarrollo es extremadamente sensible a su capacidad para adquirir tecnología. Estos números no requieren sesudas explicaciones; hablan por sí mismos.
México tiene previsto incrementar su inversión en esta materia al 1% del PIB para 2012. Sin embargo, señaló Narro, ante la nueva realidad y como resultado de estos recortes, ese objetivo no podrá ser alcanzado en realidad sino hasta en unos 33 años. Hacer lo mismo en educación superior tomará 40 años.
Así como Narro, los rectores de las universidades públicas del país están preocupados por la caída severa que los ingresos de sus instituciones sufrirán el próximo año. En casi todas las entidades, los dirigentes de las universidades se han reunido con los grupos de legisladores federales para hacerles entender que la aprobación de la reducción presupuestaria tendrá efectos negativos no sólo en la educación sino también en la gobernabilidad del país. Algunas instituciones, como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, ya han advertido que tendrán que recurrir a préstamos multimillonarios para poder cubrir sus nóminas.
La educación no sólo no debería verse afectada con reducciones presupuestarias sino que, todo lo contrario, debería ser objeto de cada vez mayores inversiones. ¿Por qué en México la educación no es importante? ¿Por qué se decide sobre las rodillas y con una facilidad pasmosa recortarle recursos y obligar a las instituciones públicas a hacer cada vez más con menos? En buena parte, porque la mayoría de nuestros políticos no tiene visión de Estado. La mayoría de ellos está obsesionada con el poder y sus intereses y preocupaciones giran en torno a las esferas económica y política. La educación, la ciencia, la tecnología, la cultura, el arte, el deporte son consideradas actividades marginales, actividades propias de grupos minoritarios con intereses muy focalizados y a los que, se presume, se puede agradar con sólo voltear a verlos, proveerles reconocimientos discursivos y concediéndoles algo, muy poco. Ninguna de estas actividades es considerada por nuestros políticos como lo que realmente son: pilares y motores del crecimiento humano y social.
Otra razón, ligada a la anterior, es que la planeación gubernamental a todos los niveles se realiza de la misma manera en la que se efectúan los ajustes y los recortes: es efectuada por funcionarios menores, en pequeñas oficinas frías y burocráticas, sin más recursos que calculadoras, lápices y café de mala calidad, alejados años luz de la realidad que creen entender de maravilla porque las fórmulas que emplean arrojan resultados inmediatos que no suscitan ninguna reacción salvo las de aprobación de los jefes inmediatos quienes, a su vez, están ávidos de subir "su" trabajo a instancias superiores para recibir, también, aprobación. En estos procesos hay un par de variables que son determinantes: las órdenes de los jefes y los prejuicios que los operadores tienen sobre los sectores, las instituciones o los grupos sobre quienes planean.
Es muy posible que esos prejuicios hayan contribuido de manera significativa a que el porcentaje de los recortes a las universidades haya sido tan alto. ¿Qué presencia importante tiene la universidad pública en la realidad nacional? Escasa, en verdad. Más allá del reconocimiento nacional e internacional del que goza la UNAM, el que por cierto sufre un deterioro visible pues su caída en el ranking mundial es vertiginosa, son pocas las universidades públicas que tengan buena reputación y, además, que ésta tenga bases sólidas y no sólo propagandísticas. De allí que no resulte difícil quitarle presupuesto en una oficinita cualquiera a esas instituciones que dan la impresión de sólo consumir grandes cantidades de recursos y producir poco, a cambio. Esta realidad genera percepciones llanas de prejuicio. La universidad pública tiene escaso valor, se piensa, por lo que invertir en ellas significa derrochar. Suena lógico.
Por si fuera poco, hay una realidad que contribuye a solidificar prejuicios: porque son autónomas, las universidades no están obligadas a rendir cuentas del manejo de los recursos asignados. En un país corrupto como México a nadie sorprende que las rectorías de las universidades resulten ser cargos codiciados. Pero, además, en un país como México en el que las rectorías son cargos políticos que no académicos, las posiciones se vuelven más codiciadas no sólo por el acceso libre a recursos abundantes sino porque ofrecen oportunidades de alcanzar otras posiciones que ofrecen mejores alicientes.
Quizá ésta sea una oportunidad única en la historia de la educación pública de México. Quizá ahora se pueda conseguir que los políticos entiendan la naturaleza y la importancia de la educación y accedan a tomarla en serio y asignarle los recursos que requiere y reclama. Pero también estén en condiciones de meterla en cintura. A cambio de mayores asignaciones, los diputados deberían hacer entender que la autonomía es eso, autonomía, no impunidad. Las instituciones deben ser autónomas para definir su rumbo y gobernarse pero no para manejar los recursos públicos, que a final de cuentas son de todo el pueblo. A cambio de recurso, el poder legislativo debería normar el manejo de los recursos otorgados a las universidades y exigir transparencia absoluta. Pero, además, crear patronatos verdaderamente universitarios en cada una de ellas con una doble misión: garantizar la no intromisión de la política a las instituciones eligiendo autoridades verdaderamente académicas y evaluando estrictamente a todos sus miembros y procurar fondos complementarios a los proporcionados por el estado.
De ser así, las peticiones de los rectores dejarían de ser interpretadas desde marcos de prejuicio.
Es difícil, sino imposible, que esto ocurra.

*Profesor e Investigador del programa de Sociología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel I.

jocasa56@gmail.com